Cuando ya en el mundo nada nos asombra, que los que tenían que morir atravesados por fuego cruzado de la guerra lo hicieron, cuándo los niños que soñaban dejaron de soñar muriéndose del hambre, cuando la violencia cobró su cuota del horror y de violencia cotidiana.
Nada nos asombra, fuimos perdiendo la capacidad de sorpresa y de dolor , de sentimiento por la vida.
Cuando la mañana,y la noche y los días, se repiten y no conseguimos unir las cosas que llevamos dentro, los seres y el amor por lo perdido.
Ya nada nos asombra del mundo, ni de los otros, ni de nosotros.
Tan atroz es Lo que puede "el ser" humano lejos del Ser.
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